Lo que no es la voluntad de
Dios, no puede existir.
La salvación no te pide que
contemples el espíritu y no percibas el cuerpo. Simplemente te pide que ésa sea
tu elección.
Todo lo que es verdadero es
eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. El espíritu es, por lo tanto,
inalterable porque ya es perfecto, pero la mente puede elegir a quién desea
servir. El único límite en su elección es que no puede servir a dos amos.
Recuerda que nadie está
donde está por casualidad y que nada en el plan de Dios es al azar.
Aceptaré la verdad de lo que
soy, y dejaré que mi mente sane hoy completamente.
Lo que es inalterable no
puede cambiar. Y lo que es absolutamente impecable no puede pecar.
Si tú eres real, el mundo
que ves es falso, pues la creación de Dios es diferente del mundo desde
cualquier punto de vista.
Eres tal como Dios te creó.
No hay lugar en el que puedas sufrir, ni tiempo que pueda alterar tu eterna
condición. ¿Cómo iba a poder existir un mundo de espacio y tiempo, si tú sigues
siendo tal como Dios te creó?
El poder de las creencias es
ciertamente formidable. Los pensamientos que albergas son poderosos, y los
efectos que las ilusiones producen son tan potentes como los efectos que
produce la verdad.
La verdad se puede encontrar
en cualquier momento; incluso hoy mismo, si eliges practicar darle la
bienvenida.
Aceptaré la verdad de lo que
soy, y dejaré que mi mente sane hoy completamente.