Es inevitable sentir
nerviosismo por la llegada del primer día de colegio de los niños, más aún si
es la primera vez que padres e hijos se separan y van a estar unas horas sin
saber uno del otro.
Para afrontarlo con mayor tranquilidad, María de Andrés,
coordinadora de Educación Infantil del Colegio Aldeafuente, explica que el
primer día de colegio hay que trabajarlo con antelación.
Es decir, varias
semanas antes hay que hablarle de lo bonito que es su centro escolar, de lo
divertido que va a ser conocer a otros compañeros que van a aprender muchas
cosas interesantes gracias a una profesora que les va a cuidar mucho. La
decisión de ocultarles que van a ir al colegio con la intención de que no
sufran los niños, no tiene sentido, según los expertos, y hará que el momento
de la separación sea un verdadero trauma porque no entenderán qué está pasando.
Tampoco es aconsejable que
escuchen a sus padres conversaciones con otros familiares o amigos en las que
se pronuncien frases como «pobrecito, ya al cole, con lo pequeñito que es»,
«creo que yo lo voy a pasar peor que él», «espero que no llore mucho porque
sino yo también voy a llorar»...
Mensajes positivos
Por su experiencia, María de
Andrés aconseja transmitir a los pequeños mensajes siempre positivos y
explicarles que se quedarán en una clase con más niños, pero sin papá y mamá.
«Hay que huir de decirle que se irá buscarle por la tarde o a una hora
determinada. Ellos no entienden el tiempo como nosotros. Es mejor decirles que
será después de que coman, se echen la siesta y merienden. De esta forma
tendrán referencias más exactas de cuando verán de nuevo a sus padres».
En algunos casos, la
coordinadora de Aldeafuente también aconseja que los niños lleven algún
muñequito u objeto al que tengan mucho apego para que sientan mayor seguridad.
Aún así, advierte que las despedidas deben ser muy cortas. «Alargar este
momento abrazándose fuertemente al niño, hacer intentos de hablar con la
profesora más de un simple saludo, etc., ayudará a incrementar la ansiedad del
pequeño que a buen seguro, se verá rodeado numerosos llantos de sus nuevos
compañeros».
Los educadores recomiendan
que al menos sea uno de los dos padres el que acuda al colegio el primer día, y
si pueden ir los dos mejor aún. «Respecto a que vayan o no los abuelos
dependerá de la decisión de cada familia y del apego que tengan, pero deben
tener claro que no pueden alargar la despedida ni vivirlo como un trauma. A los
cinco minutos de atravesar la puerta de la clase, la mayoría de los niños dejan
de llorar». Ya queda menos para ver de nuevo a papá y mamá.