Los jóvenes emprendedores
demuestran que si tienes talento consigues que tus ideas se hagan realidad. Eso
esta obligando la mayoría de las industrias a reinventarse. Y están desplazando
el liderazgo de los empresarios de toda la vida.
La palabra incumbente no
existe en el idioma castellano, es un calco del inglés, se usa para referirse
«a los que están». En economía llamamos incumbentes a aquellas empresas que
llevan años en un mercado y que disponen de una posición de dominio
precisamente por ello. En cambio, la voz insurgente sí aparece en el
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE); dos son los
significados sugeridos: levantado y sublevado. En ambos, la acción o si quieren
la reacción, está muy presente.
La actual dirección de la
RAE se ha caracterizado por su dinamismo para incorporar nuevas entradas cuando
su uso es habitual. Más pronto que tarde incorporará a los incumbentes porque
el fenómeno que define la situación económica del momento les ha puesto en el
punto de mira debido a que unos agentes nuevos, los insurgentes –jóvenes
emprendedores–, les están desplazando del liderazgo que han disfrutado en las
últimas décadas.
«Los jóvenes tienen en su
poder armas inéditas, hasta ahora, para su empoderamiento y han empezado a
usarlas»
Hoy los jóvenes tienen en su
poder armas inéditas, hasta ahora, para su empoderamiento y han empezado a
usarlas. La tecnología y el capital están a su disposición y por primera vez en
la historia no importa donde nazcas o si dispones o no de dinero... si tienes
talento puedes conseguir que tus ideas se hagan realidad. El vehículo de este
fenómeno es el emprendimiento. En los años 70 si querías cambiar el mundo
montabas una banda de rock, hoy los jóvenes idealistas crean una startup. Esta
tendencia se ha convertido en global y Latinoamérica no es una excepción. Si
repasamos los mejores expedientes de los egresados en las universidades de la
región veremos que se han convertido en emprendedores, algunos ya creando
cientos de empleos y recibiendo inversiones millonarias. Sus ámbitos de
actuación son nuevos, modelos de negocios que nadie reparó antes pero que están
funcionando. La venta de entradas online, las nuevas bebidas, los tractores
autónomos, la segunda mano por internet…son ejemplos de sus disrupciones.
El futuro de la economía
Los emprendedores están
obligando a que la mayoría de las industrias se reinventen. Pronto serán todos
los sectores los que habrán de cambiar hacia un nuevo modelo en el que quien no
lo haga, verá como esos insurgentes revientan su mercado con sus innovaciones.
Unos jóvenes suecos que con 24 años crearon Spotify cambiaron la industria de
la música con las descargas online; dos startups de ventiañeros, como Uber y
AirnBnb, han revolucionado el mundo del trasporte y el turismo; ¿tendríamos
tarifa plana en nuestros teléfonos sin el talento de un valiente emigrante
ucraniano que creó Whatsapp?
Comunicarse nunca será lo mismo gracias a la
empresa que fundo Marc Zuckerberg con 20 años y la seguridad en internet tiene
un antes y después de que el emprendedor guatemalteco Luis Von Aul crease los
captchas, esos números torcidos que tenemos que escribir antes de rellenar un
formulario en línea. Podríamos seguir dando ejemplos de jóvenes emprendedores
que amenazan años de tranquilidad de las empresas incumbentes, pero no
tendríamos suficiente espacio en este artículo.
El Foro Económico Mundial,
reunido como todos los años en Davos, pronosticó este mes de enero que el 65%
de los empleos de 2020 ni siquiera existen en este momento. Por ello, si
quieres predecir el futuro, habla con los emprendedores, visita las incubadoras
y aceleradoras donde se alojan. Están muy cerca de tu lugar de trabajo o
residencia y están inventando el futuro de la economía.
«En los bolsillos, los
chicos y chicas de hoy tienen sus smartphones con más capacidad de computación
que todos los ordenadores de la NASA cuando el hombre llegó a la Luna»
Si a estas alturas de la
presente reflexión todavía hay algún incrédulo le animamos a que lea
atentamente esta explicación: en los bolsillos, los chicos y chicas de hoy
tienen sus smartphones con más capacidad de computación que todos los
ordenadores de la NASA cuando el hombre llegó a la Luna… y la están empezando a
usar. Tienen acceso, de manera libre, a todo el conocimiento de la historia;
pueden hacer llegar a los inversores de Boston, Israel o Londres sus planes de
negocio porque todos quieren invertir en ellos; no hay gran empresa en el mundo
que no esté detrás de su trabajo para acelerar sus startups y de paso
«contagiarse» de sus innovaciones.
El estudio de los
ecosistemas más dinámicos ha demostrado que el papel de las instituciones en
este terreno es clave con actuaciones concertadas de gobiernos, normas y
sociedad civil. Así también lo han entendido los Jefes de Estado y de Gobierno
de Iberoamerica que celebrarán en octubre de este año en Cartagena de Indias su
XXV Cumbre que tendrá como tema principal «Juventud, Emprendimiento y
Educación».
Lo nuevo y lo viejo, juntos
La historia nos ha enseñado
que se llega más lejos sumando fuerzas y no restando. No hagamos de este
momento una batalla entre insurgentes e incumbentes, entre los nuevos y los
viejos, entre los emprendedores y los empresarios. Al contrario, el crecimiento
será exponencial si trabajamos juntos. Esta idea, asumida por el Organismo
Internacional de Juventud (OIJ) se traduce en el Pacto Iberoamericano por la
Juventud que, entendido como un nuevo contrato social y estrategia regional,
convoca a una alianza de diferentes actores que se concrete en políticas,
programas y proyectos destinados a las personas jóvenes.
Las startups están reinventando
el capitalismo para volver a sus esencias. Mercados en los que no haya
asimetrías en la información, con menos barreras de entrada y salida, en los
que el talento sea lo que determine el éxito y no los «contactos». Pero si todo
ello no fuera suficiente, además estos jóvenes están consiguiendo con sus
disrupciones que el mundo sea mejor, más decente.
Vivimos uno de los mejores
periodos de la historia para ser joven. Aprovechar ese potencial al servicio de
la humanidad nos exigirá a todos, con independencia de nuestra edad, una tarea:
levantarnos de nuestra comodidad para colaborar y cooperar con humildad.