Pese a la temporalidad estructural del mercado laboral,
sindicatos y oposición siguen atribuyendo el elevadísimo porcentaje a la
reforma de 2012
El mes pasado se firmaron en España casi 1,7 millones de
contratos laborales. De ellos, el 92,8% fueron temporales y el resto, un 7,2%,
indefinidos. En el conjunto de 2016, se formalizaron cerca de 20 millones de
contratos, de los que el 91,43% fueron temporales (18,2 millones) y el 8,57%
indefinidos (1,71 millones), según los recientes datos del Ministerio de Empleo
y Seguridad Social. De los indefinidos, 986.858 son a tiempo completo y el
resto a tiempo parcial. El porcentaje de temporalidad, del 92,8%, es solo
ligeramente superior al que se registraba, por ejemplo, hace treinta y un años,
en 1985 (91,24%).
España es el segundo de la UE con la tasa de temporalidad
más alta, con el 24%, únicamente por detrás de Polonia (28,3%), según Eurostat.
La media de la UE se sitúa en el 14%.
Pese a que los datos acreditan el carácter estructural de la
temporalidad laboral en España, sindicatos y oposición insisten en atribuir el
escaso empleo fijo en el mercado a la reforma laboral aprobada por el Gobierno
en febrero de 2012 .
Para CC.OO., el empleo que se crea es precario y temporal,
ya que el 93% de los contratos firmados en diciembre fueron temporales. «La
devaluación salarial y la precarización de las condiciones de trabajo
promovidas por la reforma laboral de 2012 fomentan una recuperación
desigualmente repartida y un modelo de crecimiento basado en actividades poco
productivas, que fundamentan su negocio en el uso excesivo de la precariedad y
la temporalidad. Esto hace que encontrar un trabajo sea cada vez menos una
garantía para poder llevar una vida independiente o salir de la pobreza. Es
necesario, por tanto, mejorar el poder de compra de los salarios, para impulsar
la demanda interna, un aumento vigoroso del empleo y una rebaja rápida del
paro».
Comisiones añade que los niveles de protección contra el
desempleo «siguen en mínimos». La tasa de cobertura bruta se sitúa en el
55,66%, «es decir, poco más de la mitad de los parados registrados cuenta con
algún tipo de protección y de estos, la mayor parte solo percibe una prestación
asistencial y el gasto medio por beneficiario sigue cayendo hasta situarse en
apenas 789,8 euros mensuales».
Bajo mínimos
Desde UGT, el diagnóstico es muy similar: la proporción de
indefinidos sobre el total de contratos «continúa bajo mínimos. En diciembre se
sitúa en el 7,2%, la menor de los últimos doce meses». Matizan en UGT que la
contratación indefinida a tiempo completo aumenta respecto a la registrada en
diciembre de 2015 un 4,8%, pero aumento más la de tiempo parcial, un 7,4% y que
casi uno de cada tres contratos temporales firmados en diciembre fueron a
tiempo parcial (502.933 de un total de 1.576.724). Y también uno de cada tres
indefinidos (40.404 de 122.294 indefinidos totales). Por último, añaden que el
número de beneficiarios de prestaciones por desempleo se sitúa en noviembre de
2016 en 1.923.089 personas, con lo que la tasa de cobertura es del 55,66%,
«13,5 puntos menos que en noviembre de 2011, y 23 puntos menos que en el mismo
mes de 2009».
Sin embargo, las cifras demuestran que el elevadísimo
porcentaje de temporalidad de nuestro mercado laboral no se produce como
consecuencia de la reforma laboral de 2012. Ya en 1985, después de que el
Ejecutivo de Felipe González aprobara en octubre del año anterior una reforma
laboral que fomentó la contratación temporal, esta se disparó un 100% en tan
solo cuatro años (1985-1989), según los datos analizados por este periódico.
Entre 1989 y 1996 el porcentaje de contratos temporales se
mantuvo entre el 95 y el 96% del total, cuatro y cinco puntos por encima de los
datos actuales. Este fuerte incremento de la temporalidad, sumado a otros
recortes aprobados por los sucesivos gobiernos de González, como el del
subsidio de desempleo, llevaron a los sindicatos mayoritarios a convocar tres
huelgas generales: el 14 de diciembre de 1988, el 28 de mayo de 1992 y el 27 de
enero de 1994.
La reforma laboral de 1994 restringió el contrato indefinido
de fomento al empleo, por lo que la contratación temporal volvió a dispararse.
En dos años creció más de un 60%, ya que este contrato pasa a ser el preferido
de los empresarios, según un estudio del IESE.
Cuando José María Aznar llegó a La Moncloa en 1996 ya tenía
en mente llevar a cabo otra reforma laboral, pero consensuada con los agentes
sociales. Un año más tarde, en mayo, el Gobierno firmó con la CEOE, Cepyme,
CC.OO. y UGT el Pacto sobre la Estabilidad en el Empleo, cuyo objetivo
prioritario era incrementar la contratación indefinida en detrimento de la
temporal. Los datos demuestran que se cumplieron en parte las expectativas, ya
que durante los dos gobiernos de Aznar (1996-2004) la temporalidad se movió
entre el 90 y el 92% del total de contratos firmados, es decir, entre cuatro y
seis puntos menos que en la última etapa de González. El hasta hace unos días
presidente de honor del PP también sufrió una huelga general, el 20 de junio de
2002, convocada por CC.OO. y UGT contra la reforma del subsidio de desempleo.
Sin embargo, la mayor caída de la contratación temporal se
produjo durante el primer gobierno de Rodríguez Zapatero, fruto de la reforma
laboral aprobada en mayo de 2006 y apoyada por los agentes sociales. Una de las
medidas fue bonificar la conversión de los contratos temporales en indefinidos
entre junio de ese año y enero de 2007, periodo en el que se disparó la
contratación fija. Otra de las medidas fue la obligación de hacer fijos a los
trabajadores que tenían dos o más contratos temporales. El porcentaje más bajo
de la temporalidad se registró en 2006, con el 83,04%, seguido del año
siguiente con el 89,34%.
El paro se disparó
con Zapatero
El segundo gobierno de Zapatero acusó la crisis económica y
el espectacular incremento del paro. La temporalidad volvió a subir, desde el
90,78% de 2008 –año en el que hubo casi un millón de desempleados más– al
94,36% de 2011.
Con Mariano Rajoy en el Gobierno, ese porcentaje ha bajado
ligeramente y ha oscilado entre el 92,69 y el 93,51%, a pesar de la reforma
laboral aprobada en febrero de 2012. Precisamente, la ministra de Empleo y
Seguridad Social, Fátima Báñez, ha declarado que esa reforma «ha sido una
reforma para el empleo y los españoles no permitirían que se derogase algo que
funciona y ha cambiado para mejorar el mercado de trabajo en España».
También recordó que esa reforma «ha propiciado que el
crecimiento económico se traduzca íntegramente en creación de empleo y que se
hayan sumado 36 meses ininterrumpidos de generación de trabajo».
Desde su Departamento subrayan que el número de contratos
registrados durante el mes de diciembre ha sido el mayor número de toda la
serie histórica en este mes y supone una subida del 6,5%, respecto al mismo mes
de 2015 y que en diciembre se han registrado 122.294 contratos de carácter
indefinido, 14.436 más (13,38%) sobre igual mes del año anterior. También
destacan que durante 2016 se realizaron 1.713.262 contrataciones indefinidas,
es decir, un incremento de 204.097 (13,52%) sobre el ejercicio anterior.
Los meses de agosto,
los peores
Como curiosidad se puede decir que son los meses de agosto
de cada año los que habitualmente registran los mayores porcentajes de
contratación temporal, dada la estacionalidad de nuestro mercado de trabajo.
Solo han sido superados en los últimos años por los meses de diciembre de 2011
y, precisamente, de 2011.
Por último hay que añadir que no se sabe cómo podrá influir
en la temporalidad de nuestro mercado laboral las recientes sentencias sobre
indemnizaciones e interinos.