Independientemente de
su decisión, se prevé que el caso llegue hasta el Supremo, donde hay equilibrio
de fuerzas
El tribunal de
Apelaciones del Noveno Circuito, compuesto por tres jueces —dos de ellos
designados por presidentes demócratas y uno, por un republicano—, está
estudiando si restablece la orden migratoria aprobada por el presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, bloqueada por el juez James Robart, de Seattle.
No obstante, tras la audiencia celebrada este martes, el
representante del Departamento de Justicia, el abogado August Flentje, ha
asegurado que su percepción es que no ha conseguido convencer a los tres
magistrados con su argumentación, basada en que los estados no pueden desafiar
el decreto presidencial.
«Se trata de un tradicional juicio de seguridad nacional que
le es asignado a la rama política», ha defendido Flentje, tal y como recoge el
diario 'The New York Times'.
No obstante, esta postura ha generado cierto escepticismo
por parte de los miembros del tribunal. «¿Está usted diciendo, entonces, que no
existe posibilidad de revisar la decisión?», ha preguntado la jueza Michelle
Friedland, nombrada por el anterior presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Tras una pausa, Flentje aseguró que sí, si bien matizó
después que «obviamente existen limitaciones constitucionales». Ante esta
respuesta, la magistrada insistió en preguntar a qué limitaciones se refiere, a
lo que el representante del Gobierno de Trump no pudo dar una respuesta.
Por su parte, el juez William Canby, designado por Jimmy
Carter, insistió en los posibles límites al poder de Trump, preguntando a
Flentje si el presidente podría «simplemente prohibir la entrada a ningún
musulmán».
Mientras, el magistrado Richard Clifton, nombrado por el
expresidente George W. Bush, le ha recordado que existen «evidencias» de la
intención de Trump de discriminar con este veto.
Vacante en el Supremo
Independiente de la decisión que tomen —que podría conocerse
en los próximos días— se prevé que el caso llegue al Tribunal Supremo, ya sea
por parte del Gobierno, en caso de que decidan mantener el bloqueo al veto, o
por parte del propio juez Robart, si la corte decide revocar su moratoria y
reactivar la orden ejecutiva.
De llegar al Supremo se encontrará de nuevo con otro
obstáculo: ante la falta del noveno juez del Tribunal Supremo —que aún no ha
sido ratificado—, la decisión la tomará un tribunal formado por ocho jueces,
cuatro demócratas y cuatro republicanos.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha reiterado que
el presidente no tiene intención de retirar esta orden ni de reescribirla si el
tribunal no le da la razón, insistiendo en que fue creada para «proteger al
pueblo estadounidense».
«Y el presidente está comprometido a garantizar que el país
y su pueblo están seguros», ha defendido, señalando que la Constitución está
«del lado del presidente» que, en virtud de este acuerdo, «puede decidir a
discreción qué es lo mejor para los intereses nacionales».
«Una vez que ganemos
el caso (la orden) volverá a estar en vigor», ha añadido.
El decreto aprobado por Trump suspende durante cuatro meses
las concesiones del estatus de refugiado, impone una moratoria provisional
—durante tres meses— a la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría
musulmana y paraliza el Programa de Admisión de Refugiados. Los países
afectados son Irak, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen.