Expertos afirman que «motivar a los niños en los días
previos» a la vuelta al cole es crucial para «lograr que se ilusionen y
alcancen sus objetivos»
El fantasma de la vuelta al cole ya se ha hecho real en los
hogares españoles. Estas primeras semanas de septiembre los niños rogarán a sus
padres que les dejen quedarse en casa, por favor, que no quieren volver al
colegio después de las vacaciones. Que les duele la barriga o que tienen mucha
fiebre (pataleta-llanto, llanto-pataleta). Ni siquiera el esperado reencuentro
con los compañeros mitiga al malestar del primer contacto con los libros, los
deberes, los madrugones y las extraescolares.
Muchos progenitores dan por hecho que es un mal trago
inevitable que los pequeños tienen que atravesar y que «ya se les pasará cuando
se acostumbren», pero según el psicólogo infanto-juvenil, miembro del Colegio
Oficial de Psicólogos y director de Domínguez Psicólogos, Abel Domínguez,
«motivarles en los días previos» al comienzo de curso es crucial para «lograr
que se ilusionen y ayudarles a alcanzar sus objetivos». Implicarlos en los
preparativos es la primera recomendación de este experto que también es padre.
«Que nos acompañen a encargar los libros de texto, a comprar el uniforme, que
elijan el material escolar con el que van a trabajar... No es una cuestión de
que carguen la mochila con cosas bonitas, si no de que anticipen lo positivo».
«Otra vez a trabajar, qué rollo» de un padre, será un «otra
vez al colegio, qué rollo» de su hijo Advierte además que durante los días
anteriores al comienzo se debe tener especial cuidado con los mensajes verbales
que se transmiten, empezando por aquellos que dejan ver «cómo nos enfrentamos
los adultos a la vuelta al trabajo». Según el psicólogo, el aprendizaje vicario
(por observación) juega un papel determinante en la forma en que los pequeños
se enfrentan a las situaciones. «Otra vez a trabajar, qué rollo» de un padre,
será un «otra vez al colegio, qué rollo» de su hijo.
Domínguez previene a los progenitores de que en los primeros
días de escuela «los niños preguntan mucho» y es habitual que los padres
cometan el error de contestar escuetamente con lo poco que saben, en la mayoría
de los casos haciendo referencia únicamente a lo «difícil que va a ser el nuevo
curso», y pasando por alto que como alumnos «lo afrontan con mayores
capacidades». Esto no les permitirá superar el «miedo» que muchos pequeños
sienten «a no ser competentes para sacar adelante las exigencias del nuevo
curso», una de las razones por las que les surgen tantas dudas. «Tenemos que darles
toda la información que tengamos, meternos en Internet a buscar si hace falta,
y alentarles: sí, el curso es más complicado, pero tú estás más preparado que
el año anterior».
Qué les ayuda a
re-conectar
No todos los profesionales que trabajan con escolares están
de acuerdo en imponer un hábito de trabajo en verano como continuación del
curso académico, pero Abel Domínguez es de los que piensan que «mantener una
cierta rutina, muy suave, como leer algo o hacer cuadernillos de verano» les
permite mantener el ritmo y «no empezar el colegio tan desconectados».
Es importante alentarles para que desaparezca el miedo a no
superar el nuevo curso: «sí, es más complicado, pero tú estás más preparado que
el año anterior» Según el curso que vayan a comenzar, el hábito ha de fijarse
con una intensidad u otra. El psicólogo aconseja «una hora como máximo para los
estudiantes de primaria y dos para los de secundaria. Eso les amortiguará el
contacto con el papel y el boli, algo que «cada vez les cuesta más» si se tiene
en cuenta que durante los meses estivales se familiarizan como nunca con las
pantallas al gozar de más tiempo libre.
Domínguez opina que «aunque los colegios tiendan a instaurar
tabletas y otros dispositivos como material de trabajo en clase –algo que considera
en cierta parte positivo por el poder de atracción que ejerce sobre los
pequeños– tenemos que obligarles a que utilicen los cuadernos de toda la vida,
el papel y el lápiz». Según este psicólogo, el uso exclusivo y excesivo de los
aparatos tecnológicos está incrementando los casos de dislexias y dificultades
en la adquisición de la escritura, errores ortográficos... «Están atrofiando
las grafías».
Las voces de los expertos sí apuntan en el mismo sentido al
hablar de las rutinas de sueño. El verano es una época libre de horarios
rígidos y prisas, los relojes dejan de ser el centro de la actividad para dejar
paso a la relajación y el disfrute. «Esto es estupendo –apunta Domínguez– pero
un par de semanas antes del inicio del curso las familias deberían recuperar
paulatinamente las pautas horarias». Ajustar en los niños las horas de sueño
–durante el curso escolar se acuestan y levantan antes–, los biorritmos, las
comidas y los almuerzos... «Con eso sería suficiente», asegura el psicólogo.
Niños con dificultades
de aprendizaje
Los alumnos con dificultades en el aprendizaje, como quienes
sufren Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), estrenan el
curso con más miedos que los demás. Por eso, en estos casos es imprescindible
«ayudarles a leer en positivo», explica Domínguez, porque «estos niños lo han
pasado mal en muchas ocasiones y se han visto limitados. Muy probablemente le
hayan cogido manía a la escuela.
Tenemos que quitarles esos prejuicios contra ellos mismos y
animarles a enfrentar el curso “tabula rasa”: Nuevo curso, nueva oportunidad.
Ni amenazas ni reproches, no llevan a ningún lado». Para el experto, la manera
en la que estos niños hagan frente a la nueva etapa «depende de cómo se esté
manejando desde su entorno», que les permitirá desarrollar unas u otras
estrategias para compensar su déficit.