La falta de prestigio social de la Formación Profesional en
España lastra su despegue como motor de empleo.
La planta de Mercedes Benz de Vitoria anunció ayer la
formalización de 600 contratos indefinidos de aquí a finales de año. Pero no es
la primera vez que la planta del País Vasco da buenas noticias este año. En
julio, prácticamente al mismo tiempo en que recibían sus diplomas, dieciséis
jóvenes graduados en Formación Profesional Dual (la que combina prácticas con
trabajo) firmaban su primer contrato indefinido. Es solo un ejemplo del fácil
encaje que puede tener este tipo de educación en el mercado laboral.
La combinación de estudios y trabajo es la gran apuesta
educativa del gobierno. Lo fue del ministro de Educación, José Ignacio Wert, y
la asumió el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien eligió su discurso
de investidura para dar brillo a esta alternativa a la Universidad. «Hemos
hecho una apuesta decidida por la mejora y dignificación de la formación
profesional, mediante la implantación en España de la Formación Profesional
Dual, que permite a los jóvenes compatibilizar el aprendizaje con un empleo».
Pero en la sociedad el mensaje no termina de calar.
A los padres no les
gusta
El último informe de la OCDE muestra nuestras carencias. Si
nos comparamos con otros países del entorno los datos no son tan buenos. Solo
el 12 por ciento de los alumnos españoles están matriculados en FP, menos de la
mitad de la media de los países de la OCDE (26 por ciento). En cuanto a la gran
apuesta, la FP Dual, la OCDE asegura que tan solo el 0,4 por ciento recibe este
modelo aunque tenga unas tasas de ocupación del 74 por ciento frente al 63 de
la titulación general. «La FP sufre el estigma del desprestigio, los padres no
quieren que sus hijos la hagan, y la sociedad tampoco la reconoce», admite Juan
Carlos Tejada, director de Formación de la Confederación Española de
Organizaciones Empresariales (CEOE).
Tejada defiende este sistema: «Es una cuestión empírica. Con
la estructura productiva de nuestro país, la FP actúa como una puerta al
trabajo, tiene mejor empleabilidad que otros estudios», asegura Tejada.
El Ministerio de Educación tampoco duda de la apuesta. «La
FP dual es una de las claves de los próximos años; se quiere llegar hasta las
100.000 plazas», apunta un portavoz del Ministerio. En Educación son más
optimistas con la evolución que sigue este tipo de formación en el país y la
califican de «verdaderamente buena». «No hay más que mirar las cifras: el
número de alumnos matriculados en ciclos de FP ha pasado de 454.053 en el curso
2005-2006 a los 767.528 del curso 2015-2016, un 69,04 por ciento más»,
defienden.
La sociedad de países como Alemania, Suiza o Estados Unidos
tiene menos complejos. Allí la Formación Profesional es sinónimo de orgullo.
«En Alemania vas a un centro de hostelería y ves fotos de todos los graduados
de FP que se convirtieron en grandes chef. A España le hace falta prestigiar el
modelo, y tener referentes, como se tienen en la Universidad», asegura Tejada.
Este modelo goza de buena salud y prestigio en la gran mayoría de países de la
UE, con tasas de paro juvenil mucho más bajas que las de España. Estas son las
claves del éxito de estos modelos.
Alemania: 1.000 euros
al mes con prácticas y teoría
La clave del éxito de la FP en Alemania es su formato dual.
Un millón y medio de jóvenes compatibilizan las clases teóricas en los centros
con el trabajo en empresas o en la administración, cobrando entre 400 y 1.000
euros al mes. El 21 por ciento de las compañías participa en el sistema, según
datos de la Oficina Federal de Estadística. Estas empresas incorporan al 66 por
ciento de sus aprendices a sus plantillas una vez superan la formación. La
inversión media en estos aprendices es de 18.000 euros por año, de los que casi
siete de cada diez van al pago del salario. El 76 por ciento de esta inversión
se amortiza a través de la aportación productiva del alumno durante los
periodos en los que trabaja. Casi la mitad de los jóvenes elige este tipo de
formación al acabar la ESO, con 16 años, descartando el Bachillerato encaminado
a la Universidad y la FP solo teórica. El Gobierno alemán reconoce que este
sistema es la clave para que la tasa de paro juvenil esté por debajo del 7 por
ciento, informa Rosalía Sánchez.
Suiza: empresas con
aprendices de 16 años
En Suiza, la selección de los jóvenes que van a ir a la
universidad comienza desde el colegio para evitar la salida de un excesivo
número de diplomados superiores que puedan saturar el mercado de trabajo.
Gracias a la FP, Suiza tiene especialistas muy bien formados en el interior
país y además evita que se dispare la tasa de desempleo juvenil. Se trata de
evitar que haya «licenciados desempleados» que tengan que sufrir la experiencia
de no encontrar trabajo al terminar sus estudios universitarios. Los resultados
son muy positivos porque la tasa de desempleo en Suiza es del 3,3 por ciento
mientras que el promedio en los demás países de la OCDE ronda el 10. El
aprendizaje profesional suizo combina la teoría con la práctica. Sin embargo,
es difícil de exportar hacia otros países porque las empresas admiten a jóvenes
aprendices, incluso con menos de 16 años, informa María Teresa Benítez de Lugo.
Portugal: Una opción
para el emprendimiento
La FP se encuentra en progresión al otro lado de la
frontera, donde la escolarización es obligatoria hasta los 18 años. Pero a los
15 los chavales ya pueden decidir si optan por la enseñanza superior o por la
FP, que se ha caracterizado por ser un vehículo de inserción de jóvenes
desempleados. Las instituciones públicas y otras privadas se afanan en
potenciar la FP como instrumento de inclusión social. El sistema educativo
portugués interpreta que, sin esta clase de enseñanza, no pueden tener éxito
las empresas del siglo XXI. Así, desde que la cumbre Web Summit abandonó Dublín
para instalarse en Lisboa el año pasado, se ha reactivado aún más la FP, una
tendencia que hoy día se vincula con la eclosión de «start-ups» y espacios de
«co-working» todo un emblema de los nuevos tiempos, informa Francisco Chacón.
Estados Unidos:
inversión millonaria para cambiar su imagen
Como en otros países, EE.UU. ha descuidado la formación
profesional -se la denomina «educación vocacional»- en privilegio de los
estudios universitarios. California es un ejemplo de cómo está cambiando esta
tendencia. El estado con el mayor PIB del país ha decidido impulsar la
formación profesional, con un proyecto en el que dedicará 6 millones de dólares
a cambiar la imagen en la sociedad de este tipo de estudios y otros 200
millones a mejorar su oferta educativa en este ámbito. La realidad que había
percibido el estado es que había escasez de profesionales formados en ramas
técnicas para cubrir puestos en industrias especializadas, después de décadas
en las que se privilegió el acceso a la universidad como la única forma de
acceder a grandes oportunidades. En EE.UU., se calcula que hay unos 30 millones
de puestos de empleo que cobran 55.000 dólares al año para los que se requiere
formación profesional, que además tiene otras ventajas: no deja a los
estudiantes con un agujero financiero tras los estudios y da más posibilidades
de encontrar trabajo nada más graduarse y en el campo que se ha estudiado,
informa Javier Ansorena.