Una correcta educación en valores desde la infancia
favorecerá que los hijos rechacen la ingesta de estas sustancias.
«Por curiosidad», «porque mis amigos lo hacen», «porque está
prohibido», «porque quiero sentir nuevas sensaciones» o «porque me gusta el
sabor». Estas son algunas de las excusas que utilizan los jóvenes para
iniciarse en el consumo de drogas y alcohol, y que los padres tienen más
probabilidades de escuchar en verano, el momento del año donde existen mayores
posibilidades de adentrarse en este mundo. Pero depende de cada uno de ellos el
comprometerse con sus valores y evitar el riesgo del consumo que se presenta de
manera cada vez más accesible en la sociedad.
Actualmente las drogas producen en ellos un «efecto de
integración», a diferencia de hace unos años, cuando eran un motivo de
marginación. Por lo que, además de los problemas de salud que provocan, pueden
llegar a crear conflictos sociales si un joven toma la decisión de no consumir
cuando los demás lo hacen.
Por ello es importante que las familias sepan educar
correctamente a sus hijos para que en la juventud sean firmes a la hora de
decir no a las drogas. «Un adolescente que mantiene sus compromisos, que con
constancia persigue sus objetivos, que construye su vida, es un joven más
preparado y sabe que estas sustancias no van a ayudarle a la consecución de
muchas de sus metas», explica Ignacio Calderón, director general de la
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).
Recomendaciones de la
FAD
• Lo primero será reconocer las prioridades. Es normal que
el adulto se encuentre enfadado y en situación de nerviosismo, pero no sirve de
nada enfrentarse con el menor en ese momento. «No tiene sentido, la tendencia a
pelearse».
• Al día siguiente, cuando el adolescente ya se encuentre
mejor, será el momento adecuado de afrontar una charla que él mismo va a estar
esperando.
• «Ellos saben que son deudores, tienen que aguantar el
chaparrón que les es merecido, aunque debe ser una charla con mayor
tranquilidad de la que él estará esperando. Es contraproducente el golpe en la
mesa».
• No necesariamente se tiene que esperar a que se despierte
para asaltarle con una reprimenda. Es mejor buscar el momento correcto del día,
aunque eso implique esperar hasta la hora de la comida.
• Los padres pueden realizar cursos de «técnicas de manejo
de estas situaciones».
Firmes ante las metas
En su opinión, lo prioritario es que la educación ayude y
construya a la persona. «Cuanto más joven sea el adolescente y más temprano
sepa encauzar los valores de su vida, menos riesgos tendrá en un futuro»,
asegura Ignacio Calderón. Precisamente en esta línea se ha enfocado el nuevo
lema de la FAD. «Construye: Cuantas más cosas construyas en tu vida, menos
espacio dejarás a las drogas», un eslogan que pretende demostrar que «nada ni
nadie más que tú mismo es quien puede guiarte a conseguir los objetivos de tu
vida», añade Ignacio Calderón.
Sin embargo, el riesgo de caer en la tentación o de aumentar
el consumo por parte de los jóvenes se acentúa en verano, ya que el tiempo
libre es mayor y las horas de ocio en compañía de sus amigos se multiplican.
Según una encuesta de 2014 se consideraba muy fácil el
acceso a las drogas por parte de más del 80% de la población, y esto ha ido en
aumento. Además, los menores de edad desde los 14 años pueden acceder de igual
modo al cannabis o el alcohol, según el Observatorio Español sobre Drogas del
PNsD.
En las encuestas realizadas por el Ministerio de Sanidad
sobre el consumo de drogas en estudiantes de entre 14 y 18 años, destaca que el
76,8% de ellos consume alcohol, seguido directamente por el tabaco, el 31,4%.
Con cifras más bajas se encuentran drogas como el cannabis, los hipnosedantes,
el éxtasis, los alucinógenos, las anfetaminas y la heroína.
Diferenciado por sexos, las chicas realizan un mayor consumo
de las drogas más conocidas, alcohol y tabaco, junto a los hipnosedantes.
Mientras, los chicos superan al género femenino en el resto de drogas. Además,
se calcula que cerca del 1,7% de los jóvenes con edades comprendidas entre los
14 y 18 años consumen alcohol de manera diaria.
En el caso de que los padres tengan la sospecha de que sus
hijos pueden consumir alguna de estas drogas, lo primero que deben hacer es
saber diferenciar si el jóven lo hace como medio de diversión mientras está con
sus amigos o, si más allá de eso, se está convirtiendo en un hábito diario que
lleva a la dependencia.
Según expertos en la materia no es una tarea complicada
averiguar si un adolescente consume de manera habitual o no, si los padres
permanecen muy atentos a su comportamiento, puesto que hay rasgos muy típicos
que les ayudarán a salir de dudas.
Señales de alarma
En primer lugar, explica Ignacio Calderón, se suele producir
un aumento de su gasto de dinero y de sus salidas de casa a diferentes horas
por la necesidad de ir a buscar lugares en los que adquirir las drogas. También
se observa un cambio en su humor y su estado de nerviosismo. Aunque nunca se
debe juzgar antes de tiempo, ya que si el menor no tiene problemas con estas
sustancias se le puede incomodar.
• El joven tendrá una mayor tendencia a discutir con sus
padres y puede llegar a cambiar de amistades, para empezar a salir con otras
personas que consuman también.
• Tantas dificultades para conciliar el sueño como problemas
en el rendimiento escolar se harán notables.
Según añade este experto, puede haber diferentes maneras de
solucionar un problema como el consumo de drogas durante la adolescencia.
• Lo principal es que los niños reciban una educación en
valores «desde la edad cero» con el fin de mantenerle concienciado desde edades
muy tempranas para que cuando llegue a la adolescencia esté muy informado
acerca de estas sustancias y sus nefastos efectos en la salud. Es decir, no es
aconsejable empezar a hablarle de este asunto cuando ya ha entrado en la etapa
en la que se suele iniciar el consumo de drogas.
• Es importante, además, que entre los padres y el menor
exista una comunicación fluida y se trate el tema con proximidad, confianza y
credibilidad. El adulto debe ser un ejemplo para los hijos, ya que «la edad de
inicio en el alcohol es 13.9, mientras que está entre 14 y 15 años para el
cannabis y la cocaína».
Resolver dudas
Por otro lado, añaden desde FAD, hay que concienciarles para
que los jóvenes no recurran al «patrón de consumo nórdico», que consiste en
reunirse con sus amigos y en un período corto de tiempo beber cantidades
cercanas a las 5 o 6 copas. Por el contrario, el «patrón mediterráneo» utiliza
un lapso de tiempo mayor con un consumo menor, entre 2 y 3 copas, combinadas
con actividades como bailes y conversaciones fluidas.
No obstante, cuando los padres se sienten muy perdidos o no
saben cómo ayudar a sus hijos en este asunto, pueden recurrir a cursos
especializados para tratar un posible consumo excesivo de drogas o alcohol.
Desde la FAD facilitan a las familias un teléfono (900 16 15 15) a través del
cual podrán contactar con profesionales de lunes a viernes, en horario de 9 de
la mañana hasta las 9 de la tarde, para que resuelvan sus dudas. Este número ha
llegado a recibir hasta 400.000 llamadas desde la inauguración de la fundación
en 1986.